La Oms, Organización Mundial de la Salud, acaba de certificar que España goza de la mejor esperanza de vida y salud de Europa, pero que el consumo de alcohol —junto al sobrepeso y el tabaquismo— puede poner en peligro ese dato. A pesar de que, según la encuesta 2015 del Plan Nacional de Drogas, el consumo de alcohol está estable en los últimos años, este se sitúa en 11,2 litros por persona y año, casi el doble de la media mundial (6,2) y por encima de la europea (10,9). Los españoles beben sobre todo cerveza (50%), seguida de bebidas de alta graduación (28%) y vino (20%). Muchos no son conscientes. Ni de lo que beben, ni del riesgo que conlleva. “Lo normal”, responden si se les pregunta cuánto beben. Luego, lo normal resulta ser más de lo que piensan y mucho más de lo recomendable. El efecto del alcohol sobre el organismo no es lineal ni uniforme. Depende de si se ingiere en ayunas, de si el bebedor es hombre o mujer, de su peso y su edad, entre otros factores. Los médicos usan la Unidad de Bebida Estándar (UBE), equivalente a 10 gramos de alcohol, para cuantificar la ingesta y valorar sus consecuencias. Con carácter general, la Oms considera como consumo de riesgo la ingestión semanal de más de 28 UBE en hombres, y 18 en mujeres. Si se trata de consumo diario, el umbral se sitúa en más de 4 UBE para varones, y más de 2,5 para mujeres. Y si hablamos de ‘atracones’ o trasiego masivo, más de 6 unidades en una sola sesión. Una cerveza (200 centímetros cúbicos) equivale a 1 UBE. Una copa de vino (200 cc), 1 UBE. Un wisky (50 cc), 2 UBE. Un licor o combinado, 2 UBE. (fonte: El País)