Los adolescentes del sur de Europa tienen una peor condición física que los del centro y el norte del continente. Además, son más obesos y presentan unos mayores niveles de grasa total y abdominal que los del centro-norte, asegura un estudio científico de la universidad de Granada. El estudio, realizado en colaboración con otros 25 grupos de investigación europeos, demuestra que los jóvenes de España, Italia y Grecia tienen una peor condición física y son más obesos. Por peor condición física, los expertos entienden una peor capacidad cardiorespiratoria, menor fuerza y menor velocidad y agilidad.En el análisis, publicado en la revista especializada Pediatrics participaron 3.528 adolescentes de nueve países europeos, del norte y del sur del continente. A todos ellos, los científicos les realizaron una serie de pruebas para medir su forma física, su grasa total y abdominal y su riesgo cardiometabólico. “El nivel de condición física de los adolescentes ha demostrado ser un importante indicador de su estado de salud presente y futuro, de ahí la relevancia de las diferencias encontradas entre sur y centro-norte de Europa”, aseguró Francisco B. Ortega, responsable de la investigación, según informa la web de la universidad de Granada. Casi un tercio de la población mundial es obesa o tiene sobrepeso, y los niños tampoco se libran de esa epidemia global, según los resultados del estudio “La lacra global de la enfermedad – 2013”, publicada en mayo pasado en la prestigiosa revista científica “The Lancet”. En Estados Unidos un tercio de la población adulta es obesa, una enfermedad que golpea especialmente a los países ricos.La mitad de europeos tiene sobrepeso o son obesos, y cerca de un 20% de niños padece alguno de estos dos problemas, alertó recientemente el comisario de Salud de la Unión Europea (UE), Tonio Borg, al tiempo que instó a los responsables políticos del Viejo Continente a trabajar para revertir esa tendencia. La obesidad figura entre los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares o diabetes, entre otras.Y todo ello ocurre a pesar de que la diabetes tipo-2 se puede, en gran medida, prevenir, sobre todo reduciendo los factores de riesgo, realizando una dieta equilibrada y aumentando la actividad física.En entrevista reciente con EurActiv.es, José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), recordaba que los malos hábitos de alimentación contribuyen a incrementar el problema. “Es evidente que quizás por una mala planificación de los hábitos de vida, los jóvenes se están incorporando a prácticas que en nada les favorecen. Llevan vidas más sedentarias, pasan más tiempo sentados con los videojuegos, con Internet… Además estamos incorporando dietas que no son típicas nuestras, como país mediterráneo”, aseguró. (fonte: EurActiv.es)