El accidente de aviación se produjo el 16 de enero de 1966, durante una operación de abastecimiento de combustible en vuelo. La colisión, que tuvo lugar en el espacio aéreo de Palomares, ocasionó la destrucción y caída de un octoreactor B-52 y de un avión nodriza KC-135 de la base de Morón de la Frontera, en Sevilla, pertenecientes a las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Cuatro bombas nucleares no explotaron, pero dos se rompieron y esparcieron su carga de plutonio por esta pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería). Medio siglo después, el rastro radiactivo sigue presente: 50.000 metros cúbicos de tierra contaminada con medio kilo de plutonio. Tras años de negociaciones y anuncios de acuerdos que no se concretaban, España y EE UU firmaron una “declaración de intenciones” con el compromiso de limpiar la zona. Todo el reportaje y en Palomares, cincuenta años después